Este año yo
estaba en una clase de RHEMA en Estados Unidos, y justo llegué cuando un
maestro estaba terminando su clase y un hermano latino estaba discutiendo con
él.
Este hermano
tenía razón, porque el maestro había estado enseñando su clase y hablando del
juicio de Dios, donde mencionó que el cristiano será juzgado por Dios. Porque
hay un versículo donde Pedro dice que el juicio empezará en la casa de Dios.
1 Pedro 4:17
17
Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero
comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al
evangelio de Dios?
Y empezó a
tomar este versículo para enseñar a los demás.
Pero este
hermano le preguntó: “¿Quiere decir que
Dios va a juzgarnos hoy día y que el juicio de Dios vendrá sobre nosotros?”
Y el maestro
le dijo: “Si, porque este versículo dice
así.”
Luego que el
maestro se fue llegué yo y el hermano me preguntó; “Hermano Jim, ¿esto es cierto?” Y lo le respondí: “No, en realidad no, porque han tomado este
versículo y le han hecho decir algo que no dice.”
Desde el
principio, cuando Pedro empieza a hablar de esta prueba de fuego, lo primero es
que Dios no envía la prueba. Hay que entender esto porque Dios no ha enviado la
enfermedad para probarte. Dios no envía las circunstancias para probarte. Pero
gran parte del Cuerpo de Cristo cree esto, que Dios ha enviado las
circunstancias, las pruebas y todas estas cosas para probarte. Como si Dios no
supiera quien eres tú.
Dios sabe
quién eres tú, porque tú eres su hijo, creado a Su imagen y semejanza, en
justicia y santidad de verdad. Eres hechura suya, vienes de Dios, eres creación
de Dios, entonces Dios sabe quién eres tú, Él no necesita probarte, ¿entiendes?
Además, si
Dios quiere enseñarte, jamás te enviará una enfermedad para hacerlo.
¿Por qué?
Porque ha enviado el Espíritu Santo.
Hermanos hay
que ser lógicos, hay que pensar con sentido común.
Cuando subo a
mi carro he visto gente manejando con la cabeza mirando hacia el costado,
ahora, si tiene un choque por estar conversando y mirando al otro lado, no
culpes a Dios. El choque fue por no prestar atención a lo que está pasando.
Mi hijo Martin
es un excelente chofer; pero cuando viajamos en Estados Unidos en las tardes
salen bastantes venados y otros animales para comer y él siempre está volteando
la cabeza para verlos. Yo no soy así.
Cuando yo
manejo y el me pregunta: “Papá, ¿has visto ese venado?” Yo le digo: “No, yo
estoy viendo el carro que está delante. En este momento no me importa el
venado, a menos que este en medio del camino.
El otro día,
cerca de la iglesia, cuando veníamos al culto, un muchacho estaba cruzando la
pista y el carro venía por un lado y él estaba mirando al otro lado. Si el
carro lo chocaba y le rompía la pierna, él no tendría ninguna razón para culpar
a Dios.
Lo primero que
debemos hacer cuando algo viene a nuestras vidas es asegurarnos de no culpar a
Dios.
Si empezamos a
culpar a Dios, ¿cuáles son nuestros valores iniciales? ¿Que nos han enseñado?
¿A cuantos de
ustedes les han enseñado en sus casas que lo mejor es tener una buena
educación, ir a un buen colegio, a la universidad, hacer una carrera y tener un
buen trabajo?
Yo también fui
enseñado así, hay que trabajar duro. Hay que tener un buen trabajo.
En vez de
enseñarme a hacer un negocio, yo trabajé duro unos 17 años, uno de mis jefes me
dijo: “Tú eres una de las únicas personas
que ha quedado conmigo.”
Yo era un
trabajador fuerte y trabajaba duro. En vez que mi familia me enseñara que es
mucho mejor que tengas tu propio negocio y que tengas empleados que trabajen
por tu negocio, y que es mucho mejor que tú levantes una empresa.
Pero hemos
sido enseñados mal, entonces cuando yo salgo no busco tener un negocio porque
mis valores iniciales me dominan. He tenido que cambiar mis valores iniciales.
Es igual
cuando hablamos de la pobreza y la riqueza, para mucha gente es bien difícil
pensar en la riqueza, especialmente la gente con más edad, ya que para los
jóvenes es más fácil.
La gente que
ha pasado un tiempo tan difícil en los años ochenta y noventa, aunque no lo
llamen así pero fue una gran depresión aquí en el Perú. Cuando el dinero se
devaluaba tan fuerte y tan rápido que no valía nada, y la gente sufría.
Ustedes
jóvenes no saben lo que fue esto, pero sus padres sí.
Y algunas
personas invirtieron su dinero en lugares que daban grandes intereses, como
CLAE, y perdieron todo. Todo su dinero se volaba.
Una persona
que pasa por esto, como mi mamá que pasó por la gran depresión en Estados
Unidos, y ella tenía que remar el bote para que mi papá pescara y tuviéramos
algo que comer en casa. Pero no tenía sal para echar sobre el pescado.
Mi mamá,
debido a que ella pasó la gran depresión, cuando finalmente tuvo que dejar su
casa por la edad y la ceguera que tenía, debajo de todas las camas, en cada
rincón de la casa, había comida enlatada. Ella no botaba ella cuidaba y
guardaba todo. Ella tenía tanta comida que hubiera podido haber vivido un año
sin comprar nada, por toda la comida que tenía.
Inclusive
tenía pescado. Porque mi hermano había hecho una gran pesca de lisa y ella lo
había enlatado y guardado, de modo que eso podía durar años.
Pero para ella
el captar la prosperidad fue muy difícil ya que sus valores iniciales fueron
formados en la gran depresión.
Y si alguna
persona viene de un trasfondo religioso como estos judíos, el problema no es la
persona sino por su inseguridad, y la inseguridad domina a la persona por sus
valores iniciales, la persona está bien arraigada en sus valores iniciales.
Por ejemplo,
para ellos el judaísmo era lo máximo, pero realmente no lo era; tuvo su inicio,
comenzó en un lugar pero también tuvo su fin.